La Alquimia del Alma

Para que la Transformación pueda darse, es imprescindible atravesar un proceso de formación donde:

• No solo aprendes, también desaprendes.
• Comprendes que el dolor es un buen maestro.
• Cambias los destinos de tus viajes y diversiones.
• Consigues rendirte, teniendo el poder de vencer.
• Descubres que tus principales herramientas de evolución son los brillos del alma.
• Te percatas de que una sonrisa y un abrazo convencen más que un trompazo.
• Aprendes a purificar tu cuerpo y tu mente.
• Percibes que la felicidad no es una dama que hay que conquistar, sino un don que hay que aprender a regalar.

La fase formativa es necesaria para actualizar y descubrir el potencial que traes a la Tierra y las herramientas que dispones para cumplir con tus propósitos de vida. De lo contrario, puede ser que sepas cuál es tu misión y sentirte inútil para cumplirla. Estas cuatro etapas forman el crisol transmutador de la alquimia del alma, objetivo esencial de todos los Yogas, y, sobre todo, del Yoga Esenio en Witryh.

Para que este objetivo pueda cumplirse, la personalidad debe vivir una transformación psíquica. Pero, ¿qué es la Transformación?

• Es como la transmutación del gusano de la crisálida en mariposa.
• Es el cambio de la dictadura egótica a la sabiduría anímica.
• Es vencer el derrotismo para que florezca el optimismo.
• Es anular la inercia del deseo hacia lo material, para que nazca la firme aspiración hacia lo espiritual.
• Es dejar de alimentarse de lo vulgar y grosero para nutrirse de lo sublime y lo bello.
• Es abandonar el ruido para percibir las sutiles notas del silencio.
• Es el despertar de la alquimia del alma.

Todos los seres humanos venimos a este planeta con una o varias misiones que cumplir. Estas pueden ser de diversa índole, por ejemplo, puedes venir:

• A cumplir con un ideal de liberación humana.
• A experimentar con un karma del pasado.
• A superar una prueba en la que has fallado en existencias anteriores.
• A descubrir un avance tecnológico para la Humanidad.
• A dirigir o contribuir a que un país salga de la miseria.
• A pacificar un colectivo.
• A cambiar los patrones de vida de un pueblo.
• A aprender determinados aspectos del comportamiento humano.
• A realizar descubrimientos científicos.
• A despertar a un colectivo familiar de su letargo espiritual.
• A aprender a dirigir una empresa.
• A sensibilizar los corazones humanos a través del arte.

Esto por nombraros algunas de las miles y miles de misiones que el ser humano puede comprometerse a realizar. Cuando un ser se siente realizado, vive una satisfacción interior indescriptible. La realización es el broche exitoso del cumplimiento de la misión que has venido a realizar en el mundo.

Cuando un ser se inicia en el camino del Yoga, acude rodeado de pasiones que le atan a las demandas inferiores del ego. Con la formación que ofrecemos, esas pasiones se convierten en aspiración firme y decidida, que dirigen al yogui a la cumbre de sí mismo, al ámbito místico de los planos superiores, al alma.

La transformación, anteriormente mencionada, posibilitará al yogui cumplir con su misión en este mundo, es decir, la realización.

Y es así como el ser, el alma, va alcanzando la maestría, conquistando su evolución y mereciendo su liberación; es decir, el desprendimiento de las demandas sensoriales de los planos terrestres, la finalización de la rueda del sufrimiento y la ascensión a los  planos sublimes donde reinan la paz, la compasión y el amor.