Carta de la Luna Llena

por Dic 3, 2025Carta

El Yoga Esenio · La meditación

En esta carta os hablo de Yoga y de meditación. Y al final de la misma, os propongo una meditación navideña para yoguis: la meditación del rayo de luz. En una época en la que la “agenda” del día nos atrapa, os invito a parar, sentarnos en meditación y regalarnos un espacio de liberación.

¡Paz, Amor y Bien para los que sois amigos y para los que os sentís
enemigos!

Yoga es unión, unirse es amar, por lo tanto, Yoga es Amor. Hemos venido a la Tierra para aprender a amar. Ser yogui es convertirse en un amador. El Yoga y el Amor liberan;
el odio, en sus múltiples formas, ata y esclaviza. Por ello, el primer principio yóguico es
Ahimsa, la no violencia. Unos intentan la liberación haciendo cosas que les esclavizan
aún más. Otros, comprenden el sentido y el objetivo del Yoga y, poco a poco, van
alcanzando ese estado que llamamos Amor.

Amor es todo aquello que haces para que los demás sean felices.
El que tenga ojos, que vea…
El que tenga oídos, que escuche…
El que tenga manos, que actúe…
El que tenga pies, que camine…
El que tenga boca, que haga el “boca a boca”…
El que tenga espalda, que soporte…
El que tenga pecho, que abrace…
El que tenga corazón, que ame…
El nombre que aclara lo que practicamos es “Yoga Esenio”.

· Es el Yoga que reconoce como sus maestros principales a Krishna, Buda y Yhasua (Jesús de Nazaret). Los esenios fueron los primeros maestros, videntes, místicos, yoguis y terapeutas que reconocieron a estos tres maestros como los principales guías de la Humanidad.
· Es el Yoga que se define como “El arte científico de la perfecta unión con Dios y la Verdad”.
· Es el Yoga cuya técnica principal es el amor que salva todos los abismos, diferencias y antagonismos.
· Es el Yoga que propone integrar, reconocer y armonizar todos los Yogas.
· Es el Yoga cuyo objetivo principal es el despertar del ser humano a una nueva realidad espiritual: el alma.
· El Yoga Esenio es un Yoga de acción energetizadora, de acción amorosa y devocional al Dios que hay en cada corazón humano, y de acción consciente asumiendo la voluntad divina.
· El Yoga Esenio es un Yoga unificador, como lo fueron los maestros-yoguis esenios que vivían en las altas cumbres de las montañas de Oriente medio, en grutas, cuevas y monasterios rústicos. Pero también muchos vivían en los valles, peregrinando para sanar y armonizar a las familias esenias y a las gentes de los poblados.

Los esenios predicaban la sencillez, la igualdad del hombre y la mujer, la abolición de la esclavitud, de la poligamia y de la pena de muerte, el justo reparto de las riquezas, etc., y por ello eran perseguidos a muerte. Se escondían en lugares inhóspitos de bosques y montañas y no se daban a conocer fácilmente porque traían una misión importante que realizar para el mundo: preparar la venida del último guía de la Humanidad, Yhasua.

Su fundador fue Esen, el hijo adoptivo de Moisés, aproximadamente 900 años antes del nacimiento de Buda y 1.500 años antes del nacimiento de Yhasua.
Los yoguis-esenios educaron a Yhasua en la ciencia espiritual para actualizar la evolución que traía y para que pudiera cumplir a la perfección su misión con la Humanidad. Fueron también los flámenes de Krishna (2.500 años antes de Yhasua) y los ascetas peregrinos de Buda.
Los esenios unificaron todas las líneas espirituales importantes del momento (hinduistas, budistas, koptos, mosaistas, etc.) en una escuela-monasterio del Sinaí, donde congregaron a representantes de todas las corrientes. Todos reconocieron a Krishna, Buda y Yhasua como a maestros de maestros y guías espirituales de la Humanidad. Como Yhasua era el que vivía encarnado, todos aceptaron sus designios.

Los esenios fueron perseguidos, ignominiados, vilipendiados y torturados; porque traían el Amor y la Paz al mundo y porque los poderosos de la sociedad veían con temor y malos ojos que las gentes les aclamasen y les amaran, porque eran el remedio a la mayoría de sus males.
Sencillos, humildes e ignorados por la sociedad, cumplieron su misión a la perfección. Eran rebeldes al dogmatismo, a la ignorancia y al despotismo de los reyezuelos, de los doctores y los sumos sacerdotes del Sanedrín, que oprimían y atemorizaban al pueblo con impuestos, exigencias y normas agobiantes y opresoras, creadas por mentes retorcidas y ambiciosas.
Cultivaban sus facultades a través de la frugalidad, sencillez de costumbres, varias horas diarias de meditación y contemplación, trabajo desinteresado e investigación de técnicas de salud psicofísica.
Curaban a las gentes de las poblaciones magnetizando ocultamente el agua de los manantiales y fuentes de ríos de las diversas comarcas donde vivían.
Fue un colectivo muy amplio de terapeutas peregrinos y sabios videntes, que fueron malinterpretados y temidos por los poderes fácticos, porque tenían un arma invencible: el amor desinteresado.
Los esenios eran el ejemplo del yogui, de mente pacífica, corazón desbordante de
comprensión y amor, desapegados de posesiones, riquezas y hasta del mismo cuerpo.

Estamos planteando las bases de una manera de vivir, de relacionarse, ver el mundo y actuar en él; inmensamente divertida, austera, sencilla, mágica, amorosa, osada y silenciosa. En realidad, la dinámica consiste en

Saber – Osar – Hacer y Callar.

Los maestros de la Escuela de Yoga Witryh son: Krishna, Buda y Yhasua. Y algunos
ejemplos de sus enseñanzas son: Aurobindo, Sivananda, Yogananda, Francisco de Asís y Madre, que también son maestros para nosotros.
No me interesan las teorías, la palabrería mística, las conjeturas, las opiniones, ni los
consejos basados en elucubraciones cientifistas o no.
Me interesa la acción consciente, sencilla y silenciosa. Nuestro maestro Yhasua nos
transmitió: “Por sus actos los conoceréis”. Ejemplo de ello fue Francisco de Asís, que con una vida de 45 años revolucionó los cimientos de una iglesia caduca, retorcida, manida y con planteamientos obsoletos.

Francisco abrazaba las zarzas porque él era una flor,
se sumergía desnudo en la nieve porque él era la blancura,
caminaba descalzo porque él era el camino,
besaba en la boca a los leprosos porque él era su esperanza.
Se desnudó en la plaza de su ciudad y ante sus padres
porque era el ejemplo vivo del desapego más osado
que un ser humano puede realizar.
Él se desprendió de todo porque dentro de su piel,
lo tenía todo para ser feliz.

Se nos acaba un tiempo precioso y es tiempo de realizaciones y no de palabrería. No es tiempo de quejas sino de impulsar aquello que crees.

No llamo a los vagos,
llamo a los que fabrican su afán cada día.

No llamo a los inteligentes que van de vuelta de la vida,
llamo a los inocentes y sencillos de corazón.

No llamo a los que dudan,
llamo a los que van por el camino erróneo, pero con ojos chispeantes ávidos de sabiduría.

No llamo a los sanos prepotentes,
llamo a los leprosos que han comprendido que un abrazo con amor vale más que vivir con temor.

No llamo a los espirituales enigmáticos sabelotodo,
llamo a los que sienten que fregar y barrer puede ser su mejor oración.

No llamo a los que van por la vida haciendo altares, protegiéndose de fuerzas oscuras invisibles y buscando culpables de su desgracia, para justificar su incapacidad de ser responsables de sus actos;
llamo a los que hacen de cada acto su altar, porque sienten que sus actos son ofrendas de agradecimiento al Supremo Gran Profundo.

No llamo a los comodones y aburridos,
llamo a los que llevan un niño travieso dentro.

No llamo a los que llevan en su mirada reflejada la caja de chismes (la tv);
llamo a los que en sus ojos se pueden contemplar caminos y bosques, ríos y mares, arco iris y estrellas.

Nuestro Yoga es un camino práctico, sencillo y aplicable a la vida cotidiana; profundamente transformador de la ignorancia y la inercia. Nuestra herramienta básica es la sadhana constante, ininterrumpida, perseverante, diaria y alegre.

Es el Yoga de la inocencia y la sencillez.
Toda la sadhana es una oración, todo el día es una plegaria,
toda la vida es Dios, toda la vida es Yoga,
todo el Yoga es incorporar a Dios.
Todo trabajo se convierte en un himno de alegría.
Toda acción es un estallido de entusiasmo por la vida en todo orden existencial.
Toda decisión consciente, sea correcta o errónea, es un escalón de ascensión hacia la cumbre.

· Austeridad significa responder con sencillez ante lo que la vida te presenta.
· Sed como niños, nos decía Yhasua, esto significa ser sencillo.
· Sonríele a la adversidad y un día florecerán tus aspiraciones.
· Dios te quiere feliz.
· La felicidad no es algo a obtener, es una actitud para ser.
· La felicidad es como un lago en calma de aguas cristalinas y puras, puedes ver el fondo.
· Ser feliz es la capacidad de sentir a Dios detrás de la adversidad, la sorpresa, el dolor y en el fondo de todas las cosas.
· A mayor felicidad, mayor claridad; a mayor claridad, más confianza, más fe; a mayor fe, menos temor.

La oración, la invocación, es una profunda gratitud. Por eso si eres infeliz, no puedes
orar; en todo caso, tu plegaria será una queja cargada de rencor. Ser feliz es una decisión que tomas a pesar y por encima de lo que te ocurra.

El Yoga consiste en sumergirte en tus profundidades para que emerja a la superficie la perla del gozo sublime, la felicidad sin nombre y la paz sin límites.
Si el Yoga que practicas no te aporta esto, la culpa no la tiene el Yoga, la tiene tu manera de enfocarlo y todos los conjuros, hechizos y magias mentales que tanto desde fuera como desde dentro has proyectado sobre ti mismo y sobre el mundo durante años y vidas:

No puedo ·· No valgo ·· Soy tonto ·· Esto no va a salir bien ·· Yo soy así y no puedo cambiar ·· Ya no tengo edad para aprender ·· Tengo miedo ·· Me agobio ·· Me están engañando ·· Esto es demasiado para mí ·· No sirvo para esto ·· Tengo mis dudas ·· Qué cansado estoy, no me puedo levantar ·· Qué aburrido es esto ·· Déjame en paz ·· Esto ya no tiene remedio ·· Soy feo ·· Me están chupando la energía ·· Qué malas vibraciones hay aquí ·· Estoy enfermo, que mala suerte, estoy harto ·· etc.

Y un sinfín de truculentos hechizos derrotistas que el cuerpo va absorbiendo
inconscientemente hasta que encarnan y atenazan al ser humano. Y para cuando se quiere dar cuenta se ha convertido en un fiel ejemplo del muñeco autómata del ego, creado por las miles de semillas de pensamiento negativo que su ser ha ido albergando y recibiendo.

El Yoga Esenio te enseña a pensar bien, sentir la belleza, actuar en armonía, vibrar en amor y aprender a sanar a través del perdón. La verdadera sanación es el perdón. Perdónate los vicios pasados, enfados, errores y múltiples majaderías que han sido necesarias en tu vida para que aprendas a perdonar, a despertar la sabiduría y a tener autodominio, que es el poder que más satisfacción causa al alma.

El Yoga Esenio no posee herramientas clásicas, cada momento y cada ser, son únicos. En cada instante hay que reinventar el Yoga, nada está predeterminado.

Debemos discernir (Gñana Yoga)
lo justo de lo injusto,
lo perfecto de lo imperfecto,
lo necesario de lo inútil y superfluo,
lo verdadero de lo ilusorio y fugaz
lo eterno de lo perecedero.

La raíz del mal y del sufrimiento en el mundo es: “Yo estoy bien y los demás no me importan”. Es decir, la complacencia es un virus de corrupción, caos, confusión y destrucción. Allí donde hay riqueza, surge la complacencia que se transforma en un cáncer de degeneración, vacío y soledad, angustia e insatisfacción.

Si lees esto y eres rico, no te lo crees;
y si eres un rico impotente o frustrado, te consuelas (son los peores);
y si eres un pobre que quiere ser rico, todavía estás en pañales;
y si eres pobre y no te preocupa, estás en buena posición;
y si ni siquiera sabes que eres pobre, entonces eres rico de verdad;
y si has pasado por todas las situaciones y conscientemente
has decidido vivir con lo mínimo y necesario, eres un maestro.

Existe un arte letal, es el arte del egoísmo. Si eres un artista de esta mortífera habilidad, dejas de cumplir tu misión y te despistas de tu divino destino.
Cuando comprendas que el Gran Profundo reside en ti, podrás renunciar a la codicia y a la ira.

El Yoga te trata de explicar y hacerte comprender que,
estés donde estés,
seas lo que seas,
hagas lo que hagas y te suceda lo que te suceda,
tú eres la causa y el objetivo.

Meditación del rayo de luz (Meditación navideña para yoguis)

Desde tu caverna-habitación se te propone realizar un trabajo liberador, sanador y perdonador: saldar las cuentas psíquicas, liberar ataduras groseras, disolver las cuestiones pendientes, hacer sonreír a los “morros” kilométricos, pacificar las peleas barriobajeras, configurar destinos divinos, salvar asuntos insalvables, soldar corazones de hierro, realizar lo que los cerebritos llaman imposibles, demostrar tanto a feos como a guaperas que la belleza física tiene caducidad y la del alma es eterna.

El ejercicio consiste en lo siguiente: durante 21 días meditar 15 minutos en los asuntos pendientes del pasado, del presente y del futuro. Se dibujan tres círculos con colores que debes recibir en meditación.
En el círculo del pasado escribes en forma radial los asuntos que tienes pendientes de resolución. Pueden ser psíquicos, espirituales, laborales, económicos, etc. Es decir, todo aquello a lo que necesites prestar algo de atención para disolver el asunto, liberarte de él o comprenderlo.
En los círculos del presente y del futuro haces lo mismo, pero escribiendo cuestiones referentes al presente inmediato y a proyecciones y propósitos para el futuro próximo o lejano.
En el círculo del futuro, construye lo que quieres vivir, lo que quieres ser y en lo que quieres emplear tu vida y tu energía.

Consiste en meditar un mínimo de cinco minutos en cada círculo. Concentras tu mente en el asunto correspondiente y, desde tu entrecejo, con los ojos cerrados, le envías un rayo de luz que puede ser del color que has puesto al círculo correspondiente.
Es decir, el ejercicio consiste en iluminar tus asuntos pasados, presentes y futuros; darles luz, la luz de tu conciencia. Entra en silencio cuando estés enviando el rayo de luz; no juzgues, sólo envía luz.
En los cinco minutos debes repasar todos los asuntos pendientes del círculo correspondiente, sin dejar ninguno.

En los sectores de los círculos que quedan dentro del triángulo, escribes en cada uno de ellos un brillo (cualidad) del alma que te va a ayudar a realizar el trabajo.
En el espacio triangular curvilíneo que forma la unión de los tres círculos, puedes colocar (es optativo) un cuarzo, una flor, un vaso de agua, puedes quemar incienso, etc.

Procura dejarlo en tu habitación o donde tú practicas el Yoga y, es conveniente que no te lo toque nadie. Allí lo mantienes a lo largo del año y, conforme tú veas que las cuestiones que escribiste en él se van disolviendo, produciendo o comprendiéndose, los vas tachando con una raya del color del círculo elegido.

Una vez que hayas escrito en los tres círculos todos los asuntos y hayas iniciado la meditación, no vuelvas a escribir más asuntos en todo el año, hasta que tú veas que todos han quedado resueltos.
Al año siguiente, si quieres repetir la meditación, vuelves a hacer el dibujo con otros asuntos y, si hay alguno que persiste, lo vuelves a poner.

Soma