Carta de la Luna Llena
¡Que brilles con ternura, pues todo lo demás lo alcanzarás por añadidura!
Si te abres como una flor, hallarás más fe en lo que desconoces y en lo que no ves, que en lo que conoces y ves.
Todo el proceso yóguico consiste en eso. Primero, debes sentir lo que no sientes: tu alma, para poder conocer lo que no conoces: el Gran Profundo. La unión de tu alma con el Gran Profundo es Yoga. Pero esto no se puede alcanzar si dentro de ti no se ha producido la apertura de corazón que es la puerta del alma. Toda metodología técnica del Yoga posee este propósito, abrir la puerta del santuario del alma para que ésta vuele al encuentro con la gran Alma que es el Gran Profundo, el Eterno Invisible. Este es el fundamento esencial del Yoga.
Tu Alma es el templo.
Tu Fe es la llave.
Tu Aspiración es el umbral.
Tu Alegría es el altar.
Tu entrega es la ofrenda.
El Yoga no es una terapia, por mucho que sus técnicas sean panaceas de salud, como está bien demostrado a nivel físico, mental y psíquico.
Si tu práctica está enfocada como un mecanismo de salud, te pierdes por senderillos que no conducen más que a confundirse por la selva existencial.
El Yoga es un sendero, un camino, una vía, una metodología práctica, un arte, una ciencia de autoconocimiento espiritual y humano. Por lo tanto, es mejor no mezclar ni meter en el mismo saco los complementos terapéuticos y tu indagación espiritual. La sanación es algo que deviene por el justo y armónico equilibrio conductual de cuerpo, mente y espíritu con las Leyes Universales y no porque hemos aplicado el parche del Reiki, el masaje, las flores de Bach o de Paquito, el mejunje especial, el bálsamo aceitoso y misterioso, la recomendación vatapitakapha del Ayurveda, la ducha de “culon” ultramoderna con aparatos millonarios que te limpian la tripa pero te dejan tuerto porque te ha costado un ojo de la cara…
Estas terapias están bien siempre y cuando hayamos comprendido la causa, aceptado el efecto de todo lo que nos ocurre, asumido el trabajo que vienes a realizar en tu vida e incorporado la alegría de ser un caminante eterno de retorno hacia Dios. Es decir, una vez que hayamos integrado la Ley de Causa y Efecto en nuestras vidas.
Entonces la terapia tiene mayor sentido. De lo contrario, los yoguis nos convertimos en “coleguillas” que juegan, sin decirlo claro, a ver quién es el mejor recetador de terapias milagro que den en el clavo, (aunque no den, te “clavan”) o a ver quién posee la mirada más profunda que te hace sentir en calzoncillos o en bragas ante el magistral terapeuta, al que no puedes engañar porque te hace ver que se las sabe y se las ve todas.
Los yoguis esenios llamaban a los terapeutas “servidores de Dios”. Les llamaban así porque se ocupaban de sanar el alma, porque a Dios lo único que le importa es la sanación de nuestra alma, lo demás es evidentemente pasajero.
Si potenciamos o promulgamos la fe en cosas externas que nos van a producir el bienestar, no sabemos de qué va la ciencia y el arte de la existencia. A veces, es mejor permanecer enfermo en la cama, que vivir sano cometiendo errores y desmanes en el alma. La salud es una consecuencia de la armonía en el alma y no un efecto de los miles de formas terapéuticas que se nos van ocurriendo a los humanos para tener más éxito que la competencia.
Cuidado con la mantequilla-terapia, engorda mucho el ego…
Cuidado con querer más enfermos que consultar.
Eso, ¿no es un autoengaño? ¿no es querer que haya enfermos?
La vida se está convirtiendo en una reivindicación egótica constante de unos para con otros. No nos cansamos nunca de pelear y de “elevar la cresta” con insistencia para tenerla siempre más alta que todos los que se pongan delante. Los yoguis no nos libramos de esto. Es más, somos prolíficos consumidores de ego espiritual, que es el más pernicioso, virulento y contagioso que existe.
La vida reconoce al humilde pero no con la rapidez que algunos quisiéramos.
El Cielo prueba la humildad del humilde durante largo tiempo, porque él va a ser el receptor de la sabiduría profunda y de maravillosos dones. El Gran Profundo quiere asegurarse de que las semillas que deja caer germinen en un buen terreno de cultivo, bien abonado y sin malas hierbas.
El verdadero sabio, lo es, porque la humildad anidó en su corazón, en su mente y en su cuerpo durante mucho tiempo.
El karma yogui es el alma de toda realización.
El karma yogui es el verdadero aventurero de la vida.
No puedes ser devocional (bhakti yogui), si no has aprendido la actitud bella en la acción.
No puedes ser un verdadero gñana yogui, si en tu cabeza anida el deseo de posesión.
No puedes ser un verdadero raja yogui, si todavía crees que eres tú el autor de todo lo que haces.
No puedes ser un hatha yogui, si consideras que tu cuerpo es tuyo.
Sutras del Karma Yoga
1.-El karma yogui basa sus actos en crear armonía, porque comprende que Dios es el camino, la verdad y la vida.
2.-Yo soy un juego maravilloso y Dios es mi compañero misterioso.
3.- Colaboro con obediencia y eficacia con Su Voluntad o Su Propósito.
4.- No busco la paz en la acción ni la felicidad en los resultados, porque yo soy la paz y la felicidad mismas.
5.- Mi acción es una ofrenda y un sacrificio gozoso.
6.- El mundo no es una ilusión ni un engaño, no es una prueba ni un ensayo; es un campo de cultivo de las más elevadas cualidades para la unión con el Gran Profundo.
7.- La vida es una oportunidad para la aventura del Dios-Amor.
8.- Las acciones y las obras son el conocimiento y la expresión misma del amor cuando el ser ha vislumbrado ligeramente la unificación.
9.- El Karma Yoga es el instrumento más eficaz para expresar el Poder de Dios y su magnificencia.
10.- Toda acción culmina en el conocimiento y el amor que eleva y unifica.
11.-
El Karma Yoga no es trabajar,
es actuar sin apego al resultado,
es “trabajar” sin trabajar,
es actuar sin protagonismo,
es trabajar sin apego al trabajo,
es ofrecer el acto, el actor y el resultado al Gran Profundo,
es la fórmula del arte de la eficacia aunque todo salga “mal”,
es la magia de la evolución a través de la acción.
12.- No hay Karma Yoga sin entrega, sin satisfacción, sin valor, sin entusiasmo y sin fe.
13.- Es el primer Yoga, porque no se pueden dar grandes pasos en esta disciplina sin comprender ni aplicar este Yoga en la vida cotidiana.
14.- El karma yogui no hace lo que quiere; quiere y ama lo que hace.
15.- En el Karma Yoga no existe la competencia, pues esta despierta la envidia y destruye el primer brillo del alma: la bondad del corazón.
16.- El trabajo o la acción en sí mismos no producen sufrimiento; es el apego, el deseo, la ambición y la codicia que les acompaña los que lo producen.
Llevo muchos años escribiendo estas cartas de escuela que, ahora, reviso y actualizo en cada luna Llena y mi Karma Yoga en este tema sigue siendo el de despertar el espíritu de la ofrenda y el gozo de escribir estos retazos de lo que yo siento que es parte de la Verdad. Si estás o no estás de acuerdo es anecdótico; si comprendes o no comprendes no importa, si asistes o no a alguno de nuestros retiros es pasajero. Dejo que los mensajes y las palabras vuelen libres y hagan su trabajo. Los resultados no creo que yo los pueda ver, si es que hay alguno.
Ser un karma yogui
es la profesión más bella,
la asignatura imprescindible en la carrera de la Felicidad,
el oficio más resultón y atractivo.
Es muy difícil ser un karma yogui y muy pocos seres se lo merecen. El gesto y el estado de karma yogui es un lujo que muchos se pueden permitir pero muy pocos pueden acceder o entrar. Es un gesto de comprensión del por qué, para qué y de qué manera debo realizar cualquier acción. Los karma yoguis verdaderos son seres privilegiados que allá donde están crean cielos en la Tierra; son ángeles sin alas, pero tienen corazones que vuelan y manos que liberan; son ángeles que bajan a la Tierra con cables invisibles, para encender bombillas apagadas y quitar telarañas.
El estado de Karma Yoga es como la mantequilla, aparece o se produce cuando has batido la leche a gran velocidad. De la misma forma debes batir tu cuerpo, tus emociones y tu mente con la sadhana, para que aparezca la mantequilla de la paz, el gozo, la libertad, el discernimiento y la intuición.
Hay seres que aman la aventura. A esos seres les invito y con ellos quiero trabajar.
Witryh es una aventura en la Tierra en un país tercermundista a nivel espiritual. El éxito es real, pero los caminos que se han de recorrer, mientras tanto, son desconocidos e inexplorados.
Todo se nos ha prestado para que a través del cuerpo y sus actos, descubramos al Divino.
· Los que vais en busca de la aventura suprema, los que promulgáis la nueva locura;
· los que vivís el absurdo saturados de inercia, y sentís que os ha llegado la hora de vivir con el corazón en la mano;
· los que ya no queréis desperdiciar un minuto más de vuestra vida;
· los que queréis ya quitaros la máscara del ceño fruncido para llenar vuestra vida de sonrisas bellas;
· los que ya os habéis aburrido de ver culpables de vuestra desgracia, y sentís ya que sois los únicos responsables de vuestro caos existencial;
· los que ya no teméis dar la cara para que no se esconda el alma;
· los que sois capaces de enamoraros cada día de las pequeñas cosas de la vida;
· los que sois capaces de entusiasmaros tanto de las flores como de los guijarros;
· los que ya no huis de acabar arruinados, crucificados, ignominiados, abandonados, insultados, agraviados, desterrados, desposeídos, desheredados, porque habéis descubierto el Amor Eterno;
· los que habéis comprobado que “mirar hacia atrás” produce “tortícolis”;
· los que ya no tenéis miedo de decir “Te quiero”,
venid a Witryh a vivir la nueva aventura,
a danzar con dulzura,
a abrazar con ternura,
a descubrir la nueva locura,
a perdonar sin amargura,
a reír con holgura
y a disolver la “cara dura”.
Witryh es un sencillo lugar en la cima de una montaña donde construimos palacios invisibles, creamos templos de color en nuestros corazones, mansiones de paz con nuestras miradas, bosques de árboles que te acarician con sus ramas.
¿Quieres construir con nosotros un sueño maravilloso en un país de pobreza espiritual extrema?
Witryh es un sueño que ha comenzado a ser realidad. Nos está costando mucho, no se hace solo, siempre necesitamos más de todo, pero sobre todo el espíritu del Karma Yogui, el corazón del Bhakti-Yogui, la sabiduría del Gnana-Yogui y a los aventureros de la consciencia. Es un espacio fuera del tiempo en el que la excusa es la práctica del Yoga, la formación en esta preciosa senda, la formación de profesores y la formación de sanadores del alma.
Todo esto pueden ser palabras bonitas que se lleva el viento, pues el espíritu del karma yogui hay que demostrarlo en la acción, en el sudor, en el cansancio incansable, en la sonrisa ante la adversidad, en el aburrimiento del trabajo monótono, en el frío y en el calor, en el esfuerzo muscular y en la habilidad de encontrar a Dios entre las ampollas de tus manos doloridas.
A los que vivimos aquí nos da risa la palabrería,
pero lloramos de gozo, cuando en silencio,
alguien entrega y realiza.
“Witryh” es un sonido mántrico venido de las estrellas. Si quieres saber su significado tendrás que buscar en el diccionario de tu corazón. Si resuena algo en tu pecho o en tu conciencia cuando lo pronuncias o lo escuchas, algo tendrás que hacer en Witryh o para Witryh. Si no resuena en ti esta palabra mántrica, mejor que elijas otro camino, pues todos llegan al mismo destino. No pretendo convencer de nada a nadie.
El tiempo en que estamos ya, es hora del reencuentro de seres que vibran en la misma frecuencia, que se miran a los ojos y se reconocen; que cuando hablan, comprenden el sentido de lo que dicen; que cuando se abrazan, se sienten uno; que cuando trabajan juntos, no conciben el engaño mutuo, ni el sarcasmo, ni la hipocresía; que cuando se escuchan, lo hacen con fe. Es hora del reencuentro de seres afines entre los que el enfado y el agravio son palabras que no existen en su diccionario.
Witryh es la consigna, la clave, la puerta y la llave.
Witryh es el umbral de un místico huerto donde todos cantan, danzan, ríen, lloran, trabajan y aprenden, pero en silencio. No hacen falta tanto las palabras porque nos sentimos también en el otro. Los problemas también existen, más que en cualquier sitio, son nuestros compañeros de viaje, impulsando nuestro crecimiento con profundo coraje.
Witryh es otra escuela revolucionaria del orden establecido.
Witryh es otro Auroville, otro santuario esenio. No importan las dimensiones físicas, importan las realizaciones psíquicas.
Witryh es el valle de los arcoíris, hemos visto a veces hasta tres arcoíris a la vez y de ello soy testigo. Es el Arco del Triunfo de la evolución del alma humana. Si un día vienes y no sientes nada de lo que has leído en esta carta, tu lugar, tu puerta de acceso, no es esta. Somos pocos, pero con mucha fuerza en el corazón, mucha entrega de pies y manos, mucha alegría en la palabra, mucha paz en la mirada y mucha inocencia en la cabeza.
Witryh es la contraseña del alma bella para viajar a nuestro hogar en las estrellas.
Witryh es una escuela de Yoga. Como dice Krishna en el Bhagavad Gita: “El que diferencia un Yoga de otro, vive la ignorancia”. El Karma Yoga, Bhakti Yoga, Gñana Yoga, Hatha Yoga, Raja Yoga, Kriya Yoga, Tantra Yoga, Nidra Yoga, Nada Yoga, Yoga Dinámico, Ashtanga Yoga, Yoga Vinyasa, Power Yoga, Yoga Integral, Kundalini Yoga, Bikram Yoga, etc., son aspectos, ramillas de un gran tronco llamado Yoga. Algunas veces no son ni ramillas, son enredaderas que dan muchas vueltas, que succionan del tronco, pero no se pueden convertir en él porque la raíz es equivocada. Y Yoga es el estado, el arte y la ciencia de la perfecta unión con Dios y la Verdad. Los tipos de Yoga son diferentes maneras de alcanzar o acceder a ese estado de unión mística. A veces ha habido intentos de diferenciar con una palabra el tipo de Yoga que hacemos, pero he
descubierto que lo que hacemos es simplemente Yoga. Todo está escrito, lo único que falta a esta Humanidad es ponerlo en funcionamiento y Witryh, es Yoga materializado. No confío en las palabras, aquí en Witryh el viento que hace se las lleva todas. Nuestro Yoga es Witryh, una Realidad.
Soma
