Carta de la Luna Llena
Los Sutras del Yoga Esenio · La espiritualidad
¡Paz, Amor y Bien para ti y tu entorno!
A través de todos los tiempos, los conflictos humanos han sido inútiles; las guerras, innecesarias y el hambre en el mundo, nos está demostrando constantemente nuestra
ignorancia. Todo esto es producto de una lucha competitiva de la Humanidad, de unos contra otros, para conseguir los trofeos del deseo humano, que en realidad son polvo que se lleva el viento.
¿Cómo no va a haber guerras, si ignominiamos a nuestro vecino; calumniamos a los que antes amábamos; criticamos a los que nos han ayudado a salir del pozo cenagoso de nuestra ansiedad, de nuestros miedos y de nuestra ceguera; y maldecimos a quien no hace lo que a nosotros nos gusta?
¿Tan duros de “mollera” somos que no comprendemos que los malos pensamientos de ira, rabia, envidia o celos van configurando la estructura molecular de nuestro cuerpo, de las mentes que nos rodean y de la psicósfera planetaria?
Un yogui es un ser que ha vencido sobre la tristeza,
que ha erradicado el derrotismo de la mente,
que ha trascendido el espíritu vengativo,
que es capaz de unir lo que está separado dentro de sí,
que entra en silencio ante el oprobio
y que no utiliza su poder para vencer, sino
para conmover los corazones de acero.
Yhasua dijo: “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la Tierra”. ¡Qué pocos han comprendido el significado de estas palabras! Es cierto que la voluntad alcanza objetivos, es cierto que la intrepidez logra los dones materiales, es cierto que el servicio obtiene pingües beneficios, es cierto que la fuerza y el poder resuelven ciertas situaciones.
Pero los que son mansos y están alineados hacia el Espíritu:
Traen el Cielo a la Tierra.
Son los últimos, que serán los primeros.
Son los que permiten que la fuerza de Dios actúe.
Son los que hacen florecer la paz, sin que nadie se dé cuenta.
Son los que no reivindican, ni exigen, ni pelean, ni reclaman migajas de riqueza para el rato que estamos en la Tierra.
Son los aparentemente perdedores, en paz ante el mundo.
Son los yoguis que parece que no se enteran de nada.
Los mansos no son los tontos, ni los mediocres y tampoco son los listos.
Son los que verdaderamente viven desde el alma, descubriendo a cada paso el alma de todas las cosas.
Son esas antenas en la Tierra que hacen que los rayos de Dios fluyan hacia ella.
Son aquellos que cuando miras sus ojos, ves jardines en flor, lagos en calma con aguas de color esmeralda y cascadas de afecto.
¿Con qué actitud lees estas cartas?
· Si lees las cartas con la actitud del periodista: ¡A ver dónde le pillo! Entonces, de verdad, no “pillas” nada.
· Si lees la carta con la actitud del pasota descafeinado, la lees a renglones y sin concentración, mejor que nos llames para quitarte de la base de datos.
· Si lees la carta con el gesto del “gallo” prepotente “creesaberlotodo”; entonces, de verdad eres el que menos te enteras.
· Si lees la carta con la actitud del viajero, que viaja por todo el mundo porque no sabe estar en “su mundo”, y por eso está de vuelta de todo, es mejor que no viajes por esta carta para no perder tu tiempo, ni perder tu próximo tren que te llevará a ninguna parte.
· Si lees la carta con la mirada del ecologista rabioso, que quiere sanar y limpiar la Tierra para que su conciencia esté tranquila, porque él ni siquiera puede limpiar su cara por las mañanas o dejar de ser un “chimeneas” lanzando “humos” de todo tipo al primero que se presente; entonces, perdona por ofrecértelas, porque la energía consumida en su elaboración y envío habrá ocasionado alguna faena ecológica que quieras criticar.
· Si lees la carta con la actitud del bulímico de información, no te hinches más, no te va a informar de nada, así que mejor no te la leas porque los vómitos son un gasto de energía importante.
· Pero si lees la carta con la actitud del niño que ha aprendido recientemente a leer y lee su primer cuento; entonces, bienvenido a la fiesta yóguica.
· Si lees la carta con la actitud del desesperado que viaja en busca de Dios; entonces, gracias por caminar con nosotros.
· Si lees la carta con los ojos de tu corazón; entonces, llegarás a comprender por qué recibes estas cartas y por qué las lágrimas son el néctar de la alegría.
· Si lees esta carta con el misterioso don de la fe; entonces, hermano, eres tú el autor de esta carta.
He practicado cientos de metodologías, técnicas, mecanismos, prácticas y fórmulas místicas a saciar; he batido mi cuerpo, mi energía, mi mente y mi alma a nivel de “alto rendimiento” y a diario; he observado y analizado pros y contras, efectos y riesgos de cada una de ellas y te aseguro que ninguna te servirá por muy eficaz que sea,
si todavía andas por los vericuetos del sexo;
si todavía quieres ganar más para tener una mejor casa, un mejor coche o calzoncillos de marca;
si todavía anhelas el reconocimiento de tus múltiples “jefes”;
si todavía deseas saciarte un poco más con un manjar más exquisito;
si todavía buscas la música más sorprendente que deleite tu gusto musical insaciable;
si aún sigues queriendo demostrar que eres el más inteligente, el más listo, el más audaz;
si aún deseas viajar a lugares maravillosos que te hagan despertar lo que sigue dormido dentro de ti;
si todavía sigues queriendo demostrar que llevas la razón.
Cuando estés de vuelta de todo esto, comprobarás que la técnica más simple podrá abrirte las puertas de tu alma y que todas las disciplinas son fantásticas, porque tú ya has comenzado a entrar en el mundo de la “fantasía”, tú ya has comenzado a transformar la vulgaridad de tu vida en una maravillosa experiencia llena de Dios.
La solución no es inventar más técnicas o más métodos, la solución es aplicar
más fe practicando la técnica que tú eliges,
más amor al realizarla,
más humildad con los resultados de la misma y más aceptación
si no los ves,
más entusiasmo cuando llevas mucho tiempo
practicándola
y más discernimiento en el para
qué, dónde, cuándo y cómo.
Hermano, no quieras que la vida sea a tu gusto.
Sé un danzante de este circo universal en el que estamos metidos.
No juegues a ser Dios, juzgando lo que no te corresponde y a quien no te corresponde.
Busca la fuente de agua viva que nacerá de los peñascos de tu pecho.
Hay miles de hermanos a tu alrededor para entrenarte a ser un amador. Si con alguien lo tienes difícil, ensaya con los más fáciles para coger fuerzas y poder abordar a los hermanos difíciles más tarde.
No te quejes de lo que has recibido, porque eso es lo que has dado. Si no entiendes esto, lo tienes muy crudo en el terreno espiritual.
Entrena tu cuerpo físico, es lo que tienes para este rato de vida encarnada; porque a través de él tu alma va a vivir las experiencias que le corresponden, según su evolución.
No desperdicies el amor que te envío a través de estas letras, porque tú y yo nos pertenecemos si las lees. Somos un colectivo inmenso que venimos relacionándonos de muy atrás. Si no sientes esto tira la carta, estás perdiendo el tiempo con ella. A través de estas cartas busco a mis hermanos afines perdidos en la multitud para que, una vez que nos encontremos, transmitamos con fuerza y tesón el mensaje vivo que Yhasua depositó en nuestro corazón.
Si no te das cuenta que criticas y murmuras de los demás, todavía ni sabes de qué va un sendero espiritual.
Si te das cuenta que criticas, descalificas y maldices y, además te da placer hacerlo y no haces nada por disolver esta actitud, te das cuenta de que existe un sendero de transformación pero todavía no sabes entrar en él.
Si te percatas que criticas, murmuras e ignominias y después te arrepientes de haberlo hecho; entonces, has comenzado en el sendero de autotransformación y estás en la fase 1 del primer nivel.
Si percibes que utilizas la descalificación, la maledicencia y el pensamiento negativo; sientes un sabor amargo por hacerlo y haces propósitos firmes de no volver a hacerlo, estás en la fase 2 del primer nivel.
Si eres muy hábil en la autoindagación y conforme ves que te viene el impulso del enjuiciamiento descalificador lo paras, y tus labios no supuran lo que piensas por dentro; entonces, has pasado a la fase 3 del primer nivel.
Si la fase anterior la has superado y en ti ya no nace el dardo oscuro y venenoso de la crítica, aun cuando otros compañeros sean capaces de contagiarte o influirte, habrás pasado a la fase 4 del primer nivel.
Si los juicios calumniadores los ves pasar como nubecillas oscuras por tu mente sin empañarla y, conforme pasan se van y reina en tu mente y en tu corazón la paz y el sol radiante de la comprensión y la sabiduría; entonces, has pasado a la fase 5 del nivel 1.
Si la fase anterior es permanente, pasas a la fase 6.
Si descubres que en tu mente y en tu corazón es imposible albergar la murmuración, la crítica, el rechazo y la descalificación hacia cualquier hermano; habrás alcanzado la fase siete y última del primer nivel, y te conviertes en un iniciado del sendero espiritual.
Si dentro de ti siempre hay un huequito en tu corazón para todo ser que el universo pone en tu camino, y eres capaz de sentir afecto y compasión hasta para los seres más depravados, habrás pasado a la fase 1 del nivel dos del progreso hacia la luz y el amor, y entonces, entras en el espacio de los amadores.
La evolución en la Tierra para todo ser humano, consta de siete niveles, con siete fases en cada nivel.
¿Dónde estás tú?
Cuando un ser se deja llevar por la violencia de la crítica, su mente se encuentra atrapada y esclavizada por aquello que critica; no es libre, pues sólo con amor y comprensión podemos vivir la libertad. La crítica causa placer, pero es el placer de la droga, es el placer del sexo sin amor, es el placer de mirarte a tu propio ombligo que produce posteriormente el sabor desagradable y amargo de no entender la esencia de la vida, es el sabor de la amargura de tu conciencia que te dice que has obrado mal y no puedes evitar las consecuencias de verte juez y verdugo.
Así como juzgas, te juzgarán.
Así como miras, te mirarán.
Así como piensas, pensarán de ti.
Así como rechazas, te rechazarán.
Así como te ríes de los demás, se reirán de ti.
Así como tratas a los demás, te tratarán.
Todas las excusas y quejas humanas son expresiones tontas e infantiles. Lo que no te gusta de los demás es lo que tú has creado en ellos alguna vez, o lo llevas dentro y no lo reconoces. No tenemos otra salida que aceptar, comprender y amar si algún día queremos vivir la paz y la libertad.
Para que no nos volvamos egóticos y prepotentes la vida nos aporta las debilidades y enfermedades.
Para que no nos derroten las debilidades, nos dan hermanos que nos ayudan a ver nuestras cualidades.
Y para que sintamos que el Gran Profundo es nuestro creador, nos ha dado un corazón como una perla en su cascarón.
Si la felicidad y el gozo son el objetivo de tu vida, entonces no hay otra salida que armonizar todas las partes de tu ser. Centra tu personalidad, se útil, pleno y fructífero.
En realidad, Yoga quiere decir literalmente “poner juntos”, juntar todas las partes discordantes de tu ser. Dentro de ti hay varias personalidades y el objetivo del Yoga es unificarlas todas en una sola entidad: tu alma divina.
Lo único que percibo que es necesario es pedirlo con la sinceridad, inocencia y fe de un niño. Sed como niños porque verdaderamente somos bebés en el proceso evolutivo de nuestra alma que necesita ser amamantada espiritualmente.
El alma vive saturada de gozo y cuando encuentra un despiste del ego, un resquicio en la personalidad del individuo, manifiesta su influencia y, es entonces cuando sentimos la felicidad sin causa, sin razón, sin motivo alguno. El alma siempre está alegre y dichosa.
Si puedes entrar en contacto con ella de forma permanente, siempre estarás contento y alegre a pesar de las circunstancias dolorosas que vivas. Esto es así porque el alma vive permanentemente el Ananda (gozo) y es una diminuta chispita del Divino. Debido a las múltiples experiencias, el alma va evolucionando que es lo que se necesita para, al cabo de múltiples existencias, unificarse con el Divino.
Convertir esa chispita en llama es evolucionar.
En el Yoga, la estrella de cuatro puntas que representa a Prakriti (la materia) y Purusha (el alma), es la cruz, símbolo del alma y la naturaleza física que se unen en poderosa y
perfecta armonía.
Pero debido a todo el proceso en nuestra vida de creación de ignorancias e impurezas, la Humanidad ha convertido el símbolo de la cruz en un símbolo de dolor, de sufrimiento, angustia y purificación.
Las leyes no nos pueden hacer evolucionar.
Un yogui no es un erudito de las leyes de la vida,
no es un sacerdote ni un filósofo,
no es un sanador ni un médico,
no es un político ni un religioso,
no es un monje ni un asceta,
no es un ermitaño ni anacoreta,
no es un intelectual ni un poeta.
Estos no sirven para transformar la vida en libertad, ni las múltiples formas de odio en amor.
El yogui es un artista de la renuncia interior al deseo, a la ignorancia y al egoísmo.
Pero la mayor parte de la Humanidad prefiere la esclavitud del deseo, de la ignorancia y del egoísmo, que la dulce libertad de su ausencia. Los humanos somos muy rebeldes y rechazamos obtener la libertad al precio de la renuncia.
El yogui intenta comprender, pues siente que condenar es seguir dando impulso a la rueda de la ignorancia.
El yogui intenta comprender y sentir igual que la Consciencia Suprema; esto es unirse al Gran Profundo. Esta es la única sabiduría verdadera que nos puede llevar a buen puerto.
Sutras del Yoga Esenio 3
1.- La muerte y el fracaso no son un mal, son el umbral de una nueva dimensión de consciencia.
2.- La suerte no existe, no hay buena ni mala suerte. Lo que aparenta ser suerte es el efecto de causas que ignoramos.
3.- Sin mis múltiples fracasos, habría perdido la oportunidad de degustar las bendiciones de mi vida.
4.- Aprende a ver y sentir con criterio amplio y universal, trasciende el ego y permanece silencioso.
5.- Cuando te duela la vida y fracases, no vivas la frustración. Lánzate más allá de tus narices y de tu enjuto ombligo y manifiesta la mirada pacífica, comprensiva, alegre y serena del yogui manso, vivaz y creativo, amoroso y tierno.
6.- Ama tus dificultades, tus imposibles, tus incomodidades, tus errores y, tira a la papelera de reciclaje tus gritos, rabietas, peleas “barriobajeras”, berrinches y quejas balbuceantes.
Lo repito como un mantra: “No sirven de nada”.
7.- La fórmula es cambiar de ombligo. Pasar del ombligo de tu mundo al ombligo de su mundo; del ombligo de su mundo, al de nuestro mundo; del ombligo de nuestro mundo, al del mundo.
8.- Intégralo todo dentro de tu sonido interno; felicidades y desgracias; placeres y sufrimientos; miedos y valentías; conocimientos e ignorancias. Introduce ese barullo interno, todos esos ruidos, en un dulce ofrecimiento al Gran Profundo, al Divino Creador. Que tu vida sea una adorable invocación de sonidos, unidos al maravilloso corazón del infinito; esto es el Om.
9.-El objetivo de la vida es la evolución y crecimiento del alma y no el éxito parcial, limitado, pequeño de este momento, año o vida.
10.- No te proyectes a corto plazo y, aunque vivas siempre en el presente, ten la mirada de horizontes lejanos para que lo que vislumbras en la lejanía comience a fabricarse en el aquí y ahora.
11.- Si anhelas la libertad, primero tienes que salir de tu prisión. La primera puerta que tienes que abrir es tu ego.
12.- La palabra fracaso, erradícala del diccionario y siempre que vayas a mencionar o escribir esta palabra, cámbiala por desafío. En la vida no hay fracasos, hay nuevos desafíos.
Todo se paga tarde o temprano.
Todo se llega a amar tarde o temprano.
Todo se llega a saber tarde o temprano.
Todo cambia tarde o temprano.
Todo se llega a comprender tarde o temprano.
Todo se perdona tarde o temprano.
Todo se aprende tarde o temprano.
Un antiguo refrán dice así,
“Hay tres cosas inútiles:
1. Limpiar la cabeza a un burro.
2. Añadir agua al mar.
3. Hablar con los curas.”
La claridad (racional), rigidez e intransigencia dogmática, es lo más duro de deshacer y por ello, te aconsejamos lo siguiente:
· No insistas con los que no quieren oír más que su verdad.
· Huye de la pérdida de tiempo, es sagrado.
· Juega a ser y a dar ejemplo más que a convencer.
· Agradece y sonríe también cuando alguien no quiere saber nada de ti. El cielo te está
liberando de algo…
· Agradece cuando alguien recibe con alegría tu información, tu consejo. Piensa que lo que tú estás informando o transmitiendo, es amor, aunque el que lo recibe no lo sepa.
Soma
