El camino del Yoga
¡Que la bondad brote de tu corazón y se manifieste en tu vida!
El Yoga es el arte científico de la perfecta unión con Dios y con la Verdad.
Es un método de técnicas científicas para alcanzar la conexión con el Divino.
El comportamiento psíquico del yogui, tanto en la relación interpersonal como en la acción, es un tema esencial en el proceso evolutivo del Yoga. La actitud correcta es como una tierra bien abonada.
Si esta actitud justa no se contempla en el iniciado, es como echar semillas en la roca.
Yoga implica controlar los sentidos.
Abandonar el apego al éxito y la depresión por el fracaso,
son una consecuencia del Yoga.
Todo es imposible para los timoratos, catastróficos y derrotistas.
La alquimia consiste en que “todo sea posible”.
Desarrollar dentro de sí mismo la clave de “la gran posibilidad”, es Yoga.
Yoga es un estado de meditación sobre el “misterio”
que habita en nuestro corazón.
El estado de Yoga se alcanza a través de la observación
de lo “sagrado”, palpitando en todas las cosas de la vida.
La esencia del Yoga permanece a través de las edades porque no ha
sido nunca un método riguroso de aplicación sobre los seres humanos.
El Yoga se adecua a cada época, nación y personalidad de los individuos, nunca podrá esclerosarse en esquemas rígidos, métodos discursivos, ni poseerá leyes que congelen la relación entre los seres y la visión del Universo.
El Yoga abarca todos los aspectos del ser humano y los integra en el camino hacia el Gran Corazón de la “Infinita Inmensidad”, por expresar de alguna forma con palabras aquella Energía que mueve los innumerables universos y que irradia constantemente su vibración a todos los corazones de los seres humanos. Llegar a entablar “relaciones” con ese Gran Corazón es Yoga.
Para ello se hace imprescindible alcanzar el silencio interno;
eliminar hábitos esclerosados de mirar el mundo que son “murallas gigantescas” para que la conciencia despierte;
desarrollar la consciencia del “Hara”;
el desapego emocional de las cosas y personas;
un amor desinteresado a todos los seres del mundo y una desmedida e imperturbable aspiración por alcanzar la Luz.
El Yoga es un estado superior de consciencia que desciende al ser cuando el ser crea las condiciones adecuadas. Por eso, el Yoga es una experiencia y nunca una filosofía o planteamiento teórico-racional, o un cúmulo de información, que no son más que meras explicaciones que uno se da a sí mismo para crear la ilusión del conocimiento. No sirven de nada los conocimientos que no se experimentan, son como un “fardo pesado” en la espalda que no te deja subir libremente
a la montaña.
El Yoga es una actitud, un mudra (gesto) de constante aspiración a entablar relaciones profundas con el Divino. La disciplina yóguica se está convirtiendo en el punto de encuentro de todos los caminos de conocimiento espiritual del planeta. Sólo su significado ya es todo un mensaje de paz, de armonía y de unificación interna.
Sufrir es estar separado o desconectado de los principios esenciales de la vida y de la felicidad. Todo aquello que te unifica, es decir, que hace “sintonizar” el cuerpo con el sentimiento, el pensamiento y el espíritu es Yoga.
Para ello, es preciso salir del estado de ignorancia espiritual,
que no tiene principio, pero que está sentenciado a tener un final; y entrar en el estado de sabiduría que, por el contrario, posee un comienzo pero no acaba jamás.
El Yoga es un estado que unifica y perfecciona,
es la ciencia del vivir,
es la gimnasia del silencio,
es la técnica de la “felicidad sin nombre”,
es el diálogo “inmóvil” y “silencioso” del alma con el propio cuerpo,
es un estado de meditación sobre el misterio que habita en el corazón.
¿Qué es Yoga?
¿Un camino de conocimiento?
¿La vía del guerrero?
¿La senda de la meditación?
¿El despertar de la conciencia?
¿Una purificación de hábitos fosilizados?
¿La experiencia del silencio interior?
¿La pócima del amor desinteresado?
¿El arte de respirar?
¿El arte de la danza y el movimiento?
¿Una ruta de sanación psico-física?
¿La terapia del alma?
¿Un juego de creación?
¿Una guía hacia el espíritu?
¿Una fórmula de captación de poder?
¿Una estrategia para alcanzar la felicidad?
¿Un viaje al Infinito?
¿Una herramienta para conectar con lo Divino?
Las respuestas adecuadas para ti, las irás encontrando si practicas con humildad, si tu experiencia es infatigable, y si tu optimismo es incurable.
Estamos en el “tiempo sin tiempo” y el despertar espiritual se hace necesario porque estamos condenados a ser felices y “perfectos”.
Un ser no comprende “de verdad” más que cuando comprende con el propio cuerpo.
Un ser no es libre “de verdad” más que cuando su liberación se realiza en el propio cuerpo.
La consciencia unificada es la que enseña al cuerpo a vivir de otra manera distinta a la habitual, que gira alrededor de tres cosas: comer, tener dinero y morir. Estas tres cosas son “montajes pasajeros” de un estado transitorio y que no corresponden a algo profundo, sabio, permanente del ser.
El mundo es un campo infinito de experiencia y liberación. Y es un deber del individuo despertar su “fuego y sus facultades internas”, aunque solamente sea para poder mirarnos a la cara todos los humanos con una sonrisa de alegría y comprensión.
Soma
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