El camino del Yoga 2

por Oct 7, 2022noticia

 

Amar es aceptar a la gente como es y no intervenir en su existencia, pues no sabemos nadie los designios del Poder.

Si no despertamos las fuerzas sutiles que permanecen latentes dentro de todo ser humano, cualquier filosofía o psicología, cualquier ciencia, política o poder económico, cualquier religión, no sirve para nada; porque todo esto un día desaparece.

Lo que permanece ahora, después y a través de los tiempos, es el grado de apertura y conocimiento que logramos instante tras instante en nuestra voluntad, paciencia ilimitada, espontaneidad original, creatividad, profundidad del aliento inocente, aceptación activa, intuición, amor desinteresado, olvido de sí y silencio interior.

¡Que la pureza se exprese en tu pensar, sentir y hacer!

Tres obstáculos nos impiden la realización de toda transformación interior. Tres son las barreras que hay que saltar para realizar la estrella blanca dentro de sí, para crear las condiciones yóguicas y para que el perdón y la dulzura, sean en ti la virtud esencial que lograrán la liberación entre los tuyos y el cambio dimensional de la conciencia en este planeta.

El primer obstáculo es la falta de confianza, la falta de Fe.
Si desconfías de que eres una chispa de “Luz Divina”, si desconfías de que posees
el poder de Dios en tu corazón y que la energía de la Madre Cósmica, la energía sutil, está a tu disposición, entonces no sirven de nada todos los rituales religiosos,
dogmas, y demás parafernalias que la mente humana crea a su alrededor.

El segundo es el Egoísmo.
Egoísmo es la mente racional obstinada en seguir sus propias ideas nacidas del inconsciente colectivo; es el cuerpo vital-emocional que prefiere sus propios deseos en lugar de una verdadera sumisión al Divino. Es el cuerpo físico y su sensorialidad que se apega a hábitos ancestrales esclerosados en las células y que logran desvitalizar al ser.

El tercero es la Inercia (la mente Tamásica).
Es una dureza, un “callo” en la consciencia que se resiste, que no quiere cambiar porque cree que el esfuerzo es demasiado arduo o también porque no quiere creer en el poder del Divino.

El plan y acción de Dios es disipar el miedo y dar al ser humano mayor claridad, confianza y poder.
Eliminar el miedo es estar dispuestos a recibir la Luz, sin historia personal, sin rutinas, sin personalidad, cultivando la libertad de vivir ignorado.

No hay que pensar en la faena pedagógica que hemos recibido de nuestros padres y de la sociedad; ahora tú eres el que eres:

Dios en acción y tu combate está en el corazón.

Debemos disponer de todo el tiempo y la energía para vencer nuestra “idiotez y tontería bonachona y razonable” con la que no se alcanza más que una autocomplacencia cómoda.
La batalla más importante que hay que librar se llama ego-ismo, ir más
allá del deseo y de las propias necesidades.

El Yoga desarrolla varios aspectos del ser:

· Eliminación de la esclavitud del hábito y comportamiento rutinario.

· Conocimiento del estado de no pensar.

· Atravesar las apariencias y profundizar en las acciones sin resbalar de una a otra
sin comprender.

· Conexión con el descanso interior.

· Anulación de la importancia personal e historia personal como factores que arruinan la riqueza de la existencia.

· Transmutación de la ansiedad eufórica o depresiva en serenidad alegre y penetrante.

· Comprender que la auténtica ciencia y sabiduría están dentro de uno mismo, transformando nuestro cuerpo en un verdadero taller alquímico.

· Transformar nuestro pecho en un espejo que reciba y refleje la esencia de todo lo que nos rodea.

· Sentir que el dentro y el fuera son una misma cosa.

· Descubrir la belleza del Divino en cada objeto intrascendente con el que nos topamos.

· Capacidad de aceptar la muerte.

· Despertar el artista interior para que perciba, intuya, imagine y cree.

· Enraizar nuestro cuerpo físico para que podamos entrar en silencio.

· Encontrar dentro de uno el poder y la habilidad de “danzar sin cuerpo”, cantar y llorar de alegría.

· Aprender a no preguntar “por qués” y a vivir respuestas sin que te hagan preguntas.

· Lanzarse a ser experimentador, puesto que sólo lo que experimentamos nos puede
guiar en la existencia.

· Salir de tu pequeñito mundo de miedos, angustias, indecisiones, desequilibrios y placeres enanos.

· Y llegar a comprender que eres lo que piensas dentro de tu corazón.

Toda nuestra vida luchamos inconscientemente para que el caos no aparezca ante nosotros. Así, ordenamos y aseguramos nuestro físico aparentemente hasta en los más mínimos detalles. Pero esto no es más que un reflejo de nuestro caos interno.

El orden, la paz y la armonía superiores no han de aparecer
hasta que no aprendamos a vivir el caos serenamente
con una sonrisa alegre.

Soma

 

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