El poder de la Luna Nueva

Sutra

«¡Pensar y amar!

He ahí las dos excelsas funciones por las que las estrellas anhelan convertirse en humanos».

Los Decretos del Amante

¡Que el Amor Eterno sea mi herencia cuando todos los seres sean mis amantes!

Padre Celestial, soy chispa emanada de Ti y pido llegar hasta Ti.
Yo conozco un rayito de Tu Verdad: “Yo soy Tú”

Yo soy Tú, como una gota de agua pertenece al océano y como el océano se une a la tierra.

Yo soy Tú, como la blancura emana de la nieve y como la nieve emite su frescura.

Yo soy Tú, como la Luz fluye del Sol
y el Sol es un diminuto hijo de la Luz Increada.

Yo soy Tú, como la compasión es el corazón y el corazón el latido sagrado de Tu Presencia.

Yo soy Tú, como el calor es el regalo del Fuego y el Fuego el regalo de Dios.

Yo soy Tú, como la Eternidad es la madre del tiempo y el tiempo la sutil sanación del alma.

Yo soy Tú, como la mirada quiere la luz y la Luz necesita el Alma.

Yo soy Tú, como es el perfume de la flor.

Yo soy Tú, vida, fuerza, movimiento, vibración, sonido y silencio para toda la eternidad.

No hay padres, no hay hijos, no hay amantes, ni amados, no hay amigos, no hay hermanos, sólo hay Tú, Tú, Tú, jugando al escondite con nuestros corazones amados, para que aprendamos, ya, cual es nuestra verdadera esencia.

Señor, eres mi dueño eterno,
de Ti he salido y a Ti he de volver.
Tu voluntad soberana es y será mi única ley,
mi único refugio, mi única aspiración.

Soma