El poder de la Luna Nueva
Sutra
«Aceptar las vivencias positivas,
dejando de lado el mérito, es Humildad.
Aceptar las vivencias negativas,
sin culpa, es Paz”
Invocación del Alma
Me postro ante la Eterna y Divina Presencia
que percibe los latidos de mi corazón y las aspiraciones de mi espíritu.
Me inclino ante Ti.
¡Mírame con tus ojos rebosantes de compasión!,
pues si no Te siento todo es oscuridad.
¡Revitaliza mi corazón y este vehículo en el que un día me hiciste entrar!
No hay flores que entusiasmen mi alma, ni fuentes que sacien mi sed,
ni cielos azules que colmen mi espíritu, si Tú no estás.
Necesito que me hables y me toques con Tu presencia, Padre mío.
Necesito estremecerme de ánimo hacia Ti.
Aspiro a crear templos en las almas humanas.
Aspiro a ofrecerte mi corazón henchido de devoción.
Aspiro a que un día, al fin, podamos ver Tu manifestación entre nosotros.
¡Oh, Padre-Madre Cósmica, Poder Infinito, “Mano Invisible”,
creador de paz, fuerza, armonía y comprensión!
Sé que mi alma, prisionera en esta urna, en este vehículo,
debe aprender Tus leyes cósmicas del comprender y el compartir,
pues aspiro a ser Tu eterno e infatigable aprendiz,
Tu dulce cómplice y Tu servicial discípulo,
en esta maravilla que es la creación.
Cautiva mi alma, utilízala para lo que necesites
y hazme vivir las experiencias adecuadas
para que, lo antes posible, mi alma Te realice.
Quiero pedirte para el que no sabe de Ti,
para el que no Te siente y actúa contra Tu voluntad
y para el que, por ignorancia, huye de Ti.
¡Oh, Padre!, quiero aprender a descubrir Tu seno
en todo lo que a mi alrededor percibo y veo.
¡Oh, Suprema Fuente de Vida!,
mi alma espera el día en el que pueda merecer Tu sonrisa.
Gracias, oh, dulce e invisible Presencia,
por la firme y tenaz aspiración de esta alma mía.
Soma
