El poder de la Luna Nueva
Sutra
“A veces, atravesar senderos estrechos
te puede conducir a caminar
por senderos más anchos y bellos”.
Invocación de la Humildad 2 . Vinaya Sankalpa
Aunque me eleve hasta el sol,
soy un ser que ha aprendido a caer, y a rendirse por amor.
Soy un héroe sí, pero no para vencer,
sino para inclinarme aún más para crecer.
Aunque aparentemente esté hundido,
he aprendido a extraer fuerzas de donde no las hay.
Yo soy el poder de Dios en acción,
pero también manifiesto la inacción en la acción.
Acepto y me entrego a la Ley Universal.
Me inclino ante ti, oculto Poder del Infinito,
con las alas de mi conciencia dispuestas a volar,
trascendiendo las circunstancias que me rodean.
Con serenidad en mi corazón, me abro al insondable firmamento,
y cuando me inclino a la tierra, me impulso hacia Ti,
porque sé que eres mi destino, y que te puedo encontrar
en lo profundo de las miradas de mis hermanos.
Ayúdame a seguir flotando sobre el lodo, para acordarme siempre quien soy,
y qué misión he venido a cumplir a este lugar, cuya condición es el dolor.
Doy vueltas para encontrarte,
me venzo a mí mismo para sentirte,
desciendo a la tierra para fundirme con ella,
me elevo sobre el fango como un loto,
desafiando a mis miedos con apertura y entrega.
Me dirijo de nuevo al Sol del Espíritu Supremo,
y aunque mil veces me caiga, mil me levantaré.
Aunque mil veces me hunda, mil saldré a flote.
Aunque mil veces me derrumbe, mil me reconstruiré.
Porque yo soy un humilde reflejo de tu Presencia.
No me olvido de postrarme en tierra, como la crisálida,
que aspira a volar a la cumbre de sí misma,
venciendo orgullos, prepotencias, soberbias y engreimientos.
Como algunas mariposas, quizás viva un solo día,
pero mientras, seré fiel a la belleza y a la luz,
y brillaré con humildad como lo hacen las mariposas.
Mi cuerpo y mi mente se rinden,
para que mi alma realice el eterno vuelo del Espíritu.
Mis manos tocan el barro,
para que sean dignas de empuñar el cetro humilde del discernimiento,
que me enseñará a ver tanto lo que hay delante, como lo que hay detrás,
tanto lo de arriba, como lo de abajo,
tanto lo de la derecha, como lo de la izquierda,
tanto lo de fuera, como lo que hay dentro,
tanto lo visible, como lo invisible.
Mi cuerpo y mente se rinden, porque yo quiero ser feliz,
saltando al abismo que el Infinito Amor de Dios me ha asignado.
Demostrando humildad tanto en lo bueno, como en lo malo,
tanto en la salud, como en la enfermedad,
tanto en la riqueza, como en la pobreza,
tanto en el reconocimiento, como en la crítica y el agravio,
tanto en la compañía, como en el abandono y en la soledad.
Porque la luz y el amor son el florecimiento de la humildad
Y porque quiero seguir siendo,
como un día, perdido en la lejanía del tiempo,
el Maestro de la Tierra me expresó:
“Eres como el dulce néctar de la miel, bálsamo de mi corazón”
Soma
