Ásana 68. Ushtrásana – El Camello

por Mar 4, 2019Ásanas, Ásanas

SUTRAS DEL YOGA ESENIO:

“Si no confías en ti mismo,

si no te cuidas a ti mismo,

no te valoras a ti mismo,

no esperes que los demás lo hagan por ti.”

 

INTENCIÓN

– La práctica de Ushtrásana compensa los efectos adversos de permanecer con el tronco flexionado el 90% de nuestro tiempo, aproximadamente.

– Armoniza el estado anímico y es muy eficaz para disolver los estados depresivos, así como los trastornos de ansiedad, los temores y la timidez.

– El Camello es un ásana que aporta valor y arrojo ante las dificultades, es decir, estimula la resiliencia, que es la capacidad que un ser humano tiene para enfrentarse a las adversidades.

– Ayuda a integrar el desapego, la paz y el entusiasmo.

– El cuerpo flexionado, en general, se sitúa en una disposición que favorece mirar hacia la tierra y hacia abajo. En cambio, en el Camello, es obvio que se dispone el cuerpo para mirar al cielo y este gesto es favorable para salir de los estados de tristeza, melancolía, aflicción y desolación.

– Es un ásana adecuado también para las personas con tendencia crónica al pesimismo.

A nivel fisiológico:

– Estimula todo el sistema digestivo, especialmente el peristaltismo intestinal.

– Alivia el estreñimiento.

– Activa la función renal y favorece la función de las glándulas suprarrenales.

– Templa los nervios que salen de la espalda, irrigándola con sangre arterial renovada.

– Es muy eficaz para las personas que tienen los hombros caídos y el pecho hundido.

– Aporta elasticidad a los músculos cuádriceps, psoas, sartorio e ilíaco.

– Mejora la elasticidad de la columna vertebral y la espalda en general.

 

CREACIÓN

– Partiendo de la posición de rodillas separadas a la anchura de las caderas, coloca las manos apoyadas en los glúteos.

– Bascula la pelvis en retroversión con las nalgas y el abdomen contraídos.

– Empuja ligeramente con las manos la pelvis hacia delante.

– Abre el pecho hacia arriba y deja caer la cabeza hacia atrás.

– El arqueamiento debe proyectarse hacia la zona dorsal, más que hacia la lumbar.

– Finalmente, posiciona las manos sobre los talones correspondientes.

El apoyo de las manos en los talones no debería utilizarse para descargar el  peso del tronco sobre los mismos. Debes agarrar los talones suavemente  para mantener el equilibrio y que no se desplace el cuerpo hacia delante.

Hay practicantes que, para poder llegar con las manos a los talones, retroceden la pelvis, y esto no es correcto.

– La respiración debe ser costal alta y subclavicular.

– La duración de la práctica del Camello debe ser corta, 15 o 20 segundos aproximadamente.

– Vuelve a la posición de partida y siéntate sobre los talones.

– Seguidamente, inclina el tronco hacia delante y colócate en la postura del Cisne para compensar la extensión y descomprimir la zona lumbar.

 

ACCIÓN

Las tres opciones más sencillas de realización de Ushtrásana consisten en apoyar o las manos en el sacro, o debajo de los glúteos o en los talones con los dedos de los pies flexionados.

Cuando se dispone de mucha elasticidad se pueden colocar las manos o bien agarrando los tobillos o bien apoyándolas en el suelo.

Cuando se domina con holgura el ásana, puedes realizar Ekapada Ushtrásana, que consiste en estirar una pierna hacia delante y elevarla a la máxima altura posible respecto del suelo. En definitiva, sería practicar el Camello con el apoyo en una sola pierna. En este caso, los efectos de tonificación muscular del cuádriceps de la pierna que se eleva son importantes.

También existe otra modalidad que apenas se practica, pero que es muy eficaz para tonificar y fortalecer los isquiotibiales. Esta modalidad consiste en elevar uno de los dos pies hacia lo alto (como si quisieras tocar por detrás la cabeza con el pie), sin modificar el apoyo de las rodillas en el suelo.

No te derrumbes si crees que no avanzas en la práctica del Camello. La mente nos engaña constantemente con su lógica. No se trata de llegar a ninguna cota de elasticidad ni de perfección en nada. Debemos practicar el Yoga porque disponemos de un cuerpo, de un organismo que hay que mantener despierto, intrépido, atento y consciente. Este estado es imprescindible si queremos derrumbar la muralla de hábitos instalados en nuestro psiquismo, que es lo que nos impide evolucionar y ser felices.

El valor no consiste tanto en ser capaz de enfrentar tus temores, sino en erradicar tus costumbres cronificadas que impiden el despertar de tu consciencia

Soma

 

 

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Ásana 68. Ushtrásana – El Camello

por Ene 17, 2019Ásanas

SUTRAS DEL YOGA ESENIO:

“Si no confías en ti mismo,

si no te cuidas a ti mismo,

no te valoras a ti mismo,

no esperes que los demás lo hagan por ti.”

 

INTENCIÓN

– La práctica de Ushtrásana compensa los efectos adversos de permanecer con el tronco flexionado el 90% de nuestro tiempo, aproximadamente.

– Armoniza el estado anímico y es muy eficaz para disolver los estados depresivos, así como los trastornos de ansiedad, los temores y la timidez.

– El Camello es un ásana que aporta valor y arrojo ante las dificultades, es decir, estimula la resiliencia, que es la capacidad que un ser humano tiene para enfrentarse a las adversidades.

– Ayuda a integrar el desapego, la paz y el entusiasmo.

– El cuerpo flexionado, en general, se sitúa en una disposición que favorece mirar hacia la tierra y hacia abajo. En cambio, en el Camello, es obvio que se dispone el cuerpo para mirar al cielo y este gesto es favorable para salir de los estados de tristeza, melancolía, aflicción y desolación.

– Es un ásana adecuado también para las personas con tendencia crónica al pesimismo.

A nivel fisiológico:

– Estimula todo el sistema digestivo, especialmente el peristaltismo intestinal.

– Alivia el estreñimiento.

– Activa la función renal y favorece la función de las glándulas suprarrenales.

– Templa los nervios que salen de la espalda, irrigándola con sangre arterial renovada.

– Es muy eficaz para las personas que tienen los hombros caídos y el pecho hundido.

– Aporta elasticidad a los músculos cuádriceps, psoas, sartorio e ilíaco.

– Mejora la elasticidad de la columna vertebral y la espalda en general.

 

CREACIÓN

– Partiendo de la posición de rodillas separadas a la anchura de las caderas, coloca las manos apoyadas en los glúteos.

– Bascula la pelvis en retroversión con las nalgas y el abdomen contraídos.

– Empuja ligeramente con las manos la pelvis hacia delante.

– Abre el pecho hacia arriba y deja caer la cabeza hacia atrás.

– El arqueamiento debe proyectarse hacia la zona dorsal, más que hacia la lumbar.

– Finalmente, posiciona las manos sobre los talones correspondientes.

El apoyo de las manos en los talones no debería utilizarse para descargar el  peso del tronco sobre los mismos. Debes agarrar los talones suavemente  para mantener el equilibrio y que no se desplace el cuerpo hacia delante.

Hay practicantes que, para poder llegar con las manos a los talones, retroceden la pelvis, y esto no es correcto.

– La respiración debe ser costal alta y subclavicular.

– La duración de la práctica del Camello debe ser corta, 15 o 20 segundos aproximadamente.

– Vuelve a la posición de partida y siéntate sobre los talones.

– Seguidamente, inclina el tronco hacia delante y colócate en la postura del Cisne para compensar la extensión y descomprimir la zona lumbar.

 

ACCIÓN

Las tres opciones más sencillas de realización de Ushtrásana consisten en apoyar o las manos en el sacro, o debajo de los glúteos o en los talones con los dedos de los pies flexionados.

Cuando se dispone de mucha elasticidad se pueden colocar las manos o bien agarrando los tobillos o bien apoyándolas en el suelo.

Cuando se domina con holgura el ásana, puedes realizar Ekapada Ushtrásana, que consiste en estirar una pierna hacia delante y elevarla a la máxima altura posible respecto del suelo. En definitiva, sería practicar el Camello con el apoyo en una sola pierna. En este caso, los efectos de tonificación muscular del cuádriceps de la pierna que se eleva son importantes.

También existe otra modalidad que apenas se practica, pero que es muy eficaz para tonificar y fortalecer los isquiotibiales. Esta modalidad consiste en elevar uno de los dos pies hacia lo alto (como si quisieras tocar por detrás la cabeza con el pie), sin modificar el apoyo de las rodillas en el suelo.

No te derrumbes si crees que no avanzas en la práctica del Camello. La mente nos engaña constantemente con su lógica. No se trata de llegar a ninguna cota de elasticidad ni de perfección en nada. Debemos practicar el Yoga porque disponemos de un cuerpo, de un organismo que hay que mantener despierto, intrépido, atento y consciente. Este estado es imprescindible si queremos derrumbar la muralla de hábitos instalados en nuestro psiquismo, que es lo que nos impide evolucionar y ser felices.

El valor no consiste tanto en ser capaz de enfrentar tus temores, sino en erradicar tus costumbres cronificadas que impiden el despertar de tu consciencia

Soma

 

 

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