Ásana 65. Yoganidrásana – El Sueño

por Mar 4, 2019Ásanas, Ásanas

SUTRAS DEL YOGA ESENIO:

“Para saber enseñar con sabiduría y honestidad,

primero hay que saber aprender con paciencia y humildad.”

 

INTENCIÓN

Yoganidrásana es un ásana parecido a la Tortuga (Kurmásana), pero con las caderas abiertas y las rodillas colocadas debajo de las axilas.

Dicha disposición corporal permite que el tronco descanse, o bien en el suelo en el caso de Yoganidrásana, o bien encima de los tobillos en el caso de Kurmásana, y esto hace que sea favorable para adentrarse en el espacio onírico, el sueño consciente.

– Estimula la humildad, la sencillez y la bondad.

– Pacifica la mente y calma la ira. Es un ásana que, fundamentalmente, crea paz, sosiego físico, calma la demanda sensorial y serena las emociones.

– Produce calor en el organismo. Los yoguis que viven cerca del Tibet lo practican para soportar las temperaturas tan bajas de esas regiones.

A nivel fisiológico:

– Aporta fuerza a la columna vertebral y a los músculos abdominales.

– Masajea, comprime y tonifica el hígado y el bazo.

– Estimula la zona renal y se ven mejoradas las funciones de las glándulas suprarrenales y la actividad hormonal de las glándulas genitales.

– Rejuvenece el cuerpo físico y el mental.

– Evita las molestias en el período de la menopausia en la mujer.

– Activa el peristaltismo intestinal.

– Entona el sistema nervioso.

 

CREACIÓN

Modelo 1.

– Partiendo de la postura de decúbito supino, flexiona las rodillas y lleva las piernas hacia la cabeza.

– Introduce los brazos por la cara interna de las piernas para enlazar las manos con firmeza en la parte inferior de la espalda, a la altura de la parte baja lumbar. Las manos se pueden enlazar poniéndolas en forma de garra o bien cogiendo la muñeca de una mano con la otra.

– Posiciona las rodillas debajo de los axilas.

– Apoya la cabeza en el suelo, así como la mayor parte de la espalda.

– Coloca el mentón lo más cerca que puedas del esternón. Estira la nuca y las vértebras cervicales y abre el pecho hacia lo alto, expandiéndolo.

– Las pantorrillas quedan más o menos en posición vertical y perpendicular al suelo.

– Respira de forma amplia y alargada, proyectando la fuerza del aliento en el estiramiento de la zona lumbar y en la expansión torácica. En Yoganidrásana, la respiración profunda produce un automasaje regenerador en la zona visceral del organismo.

– Para salir de la posición, suelta las manos y desciende las piernas colocando el cuerpo de nuevo en decúbito supino.

– A continuación, podrás contemplar los efectos tan agradables que se producen.

El tiempo mínimo de permanencia en el Sueño para que percibas dichos efectos es de 2 minutos.

 

ACCIÓN

Yoganidrásana ofrece algunos modelos que son variantes del modelo 1 explicado.

Modelo 2. En este caso las manos empujan los pies hacia abajo, acercando las rodillas al suelo y elevando levemente el sacro. Este modelo es el más sencillo de ejecutar.

Modelo 3. Es el modelo de Yoganidrásana más avanzado. Consiste en llevar con las manos el pie derecho a la zona cervical, por detrás de la cabeza. Seguidamente, se hace lo mismo con el pie izquierdo, colocándolo por debajo del pie derecho detrás de la cabeza. Si es el pie izquierdo el que se coloca primero, entonces sería el pie derecho el que se coloca debajo del pie izquierdo.

A continuación, las manos se entrelazan por detrás en la zona sacro-lumbar. Los hatha-yoguis suelen colocar también las manos en Atmanjali mudra, el gesto devocional.          

Yoganidrásana, al comprimir con intensidad el cuerpo, provoca un vaciado sanguíneo en las zonas comprimidas. Luego, cuando volvemos a la posición normal, esas zonas son irrigadas con un abundante caudal de sangre. Esta sangre además va cargada de endorfinas producidas como efecto del estiramiento y la respiración profunda. De esta forma, las zonas que reciben esa sangre nueva obtienen todos los beneficios que producen las endorfinas: calma, bienestar, remisión del dolor, retraso del envejecimiento, etc.

Uno de los grandes maestros de la Humanidad, Francisco de Asís, nos legó una frase completamente aplicable al Hatha Yoga, y es la siguiente:

“Comienza haciendo lo necesario,

luego haz lo posible,

y de repente estarás haciendo lo imposible.” 

Es decir, primero haz con entusiasmo lo que necesitas para ser feliz.

Luego, dentro del margen de tus capacidades y posibilidades, haz lo que puedas con paciencia y voluntad.

Y cuando lleves mucho tiempo aplicando estas dos premisas, te encontrarás, en silencio, haciendo lo que jamás pensabas que serías capaz.

Soma

 

 

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Ásana 65. Yoganidrásana – El Sueño

por Sep 1, 2018Ásanas

SUTRAS DEL YOGA ESENIO:

“Para saber enseñar con sabiduría y honestidad,

primero hay que saber aprender con paciencia y humildad.”

 

INTENCIÓN

Yoganidrásana es un ásana parecido a la Tortuga (Kurmásana), pero con las caderas abiertas y las rodillas colocadas debajo de las axilas.

Dicha disposición corporal permite que el tronco descanse, o bien en el suelo en el caso de Yoganidrásana, o bien encima de los tobillos en el caso de Kurmásana, y esto hace que sea favorable para adentrarse en el espacio onírico, el sueño consciente.

– Estimula la humildad, la sencillez y la bondad.

– Pacifica la mente y calma la ira. Es un ásana que, fundamentalmente, crea paz, sosiego físico, calma la demanda sensorial y serena las emociones.

– Produce calor en el organismo. Los yoguis que viven cerca del Tibet lo practican para soportar las temperaturas tan bajas de esas regiones.

A nivel fisiológico:

– Aporta fuerza a la columna vertebral y a los músculos abdominales.

– Masajea, comprime y tonifica el hígado y el bazo.

– Estimula la zona renal y se ven mejoradas las funciones de las glándulas suprarrenales y la actividad hormonal de las glándulas genitales.

– Rejuvenece el cuerpo físico y el mental.

– Evita las molestias en el período de la menopausia en la mujer.

– Activa el peristaltismo intestinal.

– Entona el sistema nervioso.

 

CREACIÓN

Modelo 1.

– Partiendo de la postura de decúbito supino, flexiona las rodillas y lleva las piernas hacia la cabeza.

– Introduce los brazos por la cara interna de las piernas para enlazar las manos con firmeza en la parte inferior de la espalda, a la altura de la parte baja lumbar. Las manos se pueden enlazar poniéndolas en forma de garra o bien cogiendo la muñeca de una mano con la otra.

– Posiciona las rodillas debajo de los axilas.

– Apoya la cabeza en el suelo, así como la mayor parte de la espalda.

– Coloca el mentón lo más cerca que puedas del esternón. Estira la nuca y las vértebras cervicales y abre el pecho hacia lo alto, expandiéndolo.

– Las pantorrillas quedan más o menos en posición vertical y perpendicular al suelo.

– Respira de forma amplia y alargada, proyectando la fuerza del aliento en el estiramiento de la zona lumbar y en la expansión torácica. En Yoganidrásana, la respiración profunda produce un automasaje regenerador en la zona visceral del organismo.

– Para salir de la posición, suelta las manos y desciende las piernas colocando el cuerpo de nuevo en decúbito supino.

– A continuación, podrás contemplar los efectos tan agradables que se producen.

El tiempo mínimo de permanencia en el Sueño para que percibas dichos efectos es de 2 minutos.

 

ACCIÓN

Yoganidrásana ofrece algunos modelos que son variantes del modelo 1 explicado.

Modelo 2. En este caso las manos empujan los pies hacia abajo, acercando las rodillas al suelo y elevando levemente el sacro. Este modelo es el más sencillo de ejecutar.

Modelo 3. Es el modelo de Yoganidrásana más avanzado. Consiste en llevar con las manos el pie derecho a la zona cervical, por detrás de la cabeza. Seguidamente, se hace lo mismo con el pie izquierdo, colocándolo por debajo del pie derecho detrás de la cabeza. Si es el pie izquierdo el que se coloca primero, entonces sería el pie derecho el que se coloca debajo del pie izquierdo.

A continuación, las manos se entrelazan por detrás en la zona sacro-lumbar. Los hatha-yoguis suelen colocar también las manos en Atmanjali mudra, el gesto devocional.          

Yoganidrásana, al comprimir con intensidad el cuerpo, provoca un vaciado sanguíneo en las zonas comprimidas. Luego, cuando volvemos a la posición normal, esas zonas son irrigadas con un abundante caudal de sangre. Esta sangre además va cargada de endorfinas producidas como efecto del estiramiento y la respiración profunda. De esta forma, las zonas que reciben esa sangre nueva obtienen todos los beneficios que producen las endorfinas: calma, bienestar, remisión del dolor, retraso del envejecimiento, etc.

Uno de los grandes maestros de la Humanidad, Francisco de Asís, nos legó una frase completamente aplicable al Hatha Yoga, y es la siguiente:

“Comienza haciendo lo necesario,

luego haz lo posible,

y de repente estarás haciendo lo imposible.” 

Es decir, primero haz con entusiasmo lo que necesitas para ser feliz.

Luego, dentro del margen de tus capacidades y posibilidades, haz lo que puedas con paciencia y voluntad.

Y cuando lleves mucho tiempo aplicando estas dos premisas, te encontrarás, en silencio, haciendo lo que jamás pensabas que serías capaz.

Soma

 

 

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